miércoles, 13 de mayo de 2009

Es hora de volver...


Otra vez aquí!! Y espero con ganas de quedarme mucho tiempo... y actualizar más a menudo... y visitar los blogs que tan abandonados tengo.

Encima, últimamente estoy muy positiva, alegre y segura de sí misma. Ya tocaba por cierto!

sábado, 28 de marzo de 2009

Volver...

Y nada mejor que hacerlo en un día de los que me encantan a mí. Gris, lluvioso, nostálgico...alternando a partes iguales luz y melancolía.
Espero actualizar más de vez en cuando y visitar también los blogs que tanto me gustan, como el de Nebel o el de Ariari.
Con la vista en nuevos proyectos, en nuevos viajes y en nuevas alegrías, vuelvo.


lunes, 16 de febrero de 2009

Ya va siendo hora de actualizar...

Pero bueno, qué me ha pasado a mí durante el mes de enero???

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Feliz Navidad...


... son las dos palabras más repetidas en estos días. Eso, y que estamos en crisis y qué hay que ver lo caro que está todo, y qué horror de cenas navideñas con las empresas, los primos lejanos, etc... Para muchos, un panorama completamete desalentador, vamos. Y si a todo eso sumamos los sms navideños por cuadriplicado, los quebraderos de cabeza del amigo invisible, la armonía y felicidad encubierta... pufff, a cualquiera se le quitan las ganas de salir de casa.


Pero aparte de eso, creo que hay quedarse con el aspecto positivo de estas fechas: las luces, los escaparates, el ambiente que se respira en la calle, la ilusión de los niños al abrir un regalo, las llamadas de personas que no esperabas, el abuelo contando batallitas en las cenas, la esperanza de que te toque el Gordo, los programas navideños que repiten una y otra vez, las calles abarrotadas de gente, los regalos...


Este año además lo he vivido de otra forma, preparando muchas manualidades navideñas para los niños de la guadería, y comprobando que a casi todos les asusta hacerse una foto con Papá Noel.

Lo reconozco, a mí sí que me gustan las Navidades. Os deseo lo mejor a todos!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mmmmm! Chocolate...


Mi debilidad. Creo que es la única cosa de la que no podría prescindir. Bueeeeno, hay alguien de quien tampoco puedo.

El chocolate me encanta, me encanta, me encanta... Es llegar a casa y lanzarme en picado. Me da igual en tabletas, onzas, bombones, barquillo, con leche, almendras... y mi favorito sin duda es el negro... con su toque amargo. El que menos, probablemente el blanco, que tiene un sabor menos definido.

Mi último descubrimiento han saido unas barritas que se llaman Kinder Cereali, que como su nombre indica llevan cereales. Y están....

Se acercan fechas navideñas, y una de las cosas que conlleva es atracarse a dulces. Pero no me importa. Confieso que hago spinning para quemar las calorías del chocolate...

Alguien más se declara chocoadicto?


martes, 9 de diciembre de 2008

Día de lluvia

Los días lluviosos me dan vida. Me encanta levantarme de la cama, salir corriendo hacia la ventana y ver llover; podría pasarme horas allí. Escuchando en concreto esta canción de la BSO de Amelie que me parece perfecta.



También adoro caminar bajo un paraguas por la calle cuando llueve. Las luces de los coches se reflejan en los charcos, y la gente camina con mucha prisa para llegar a casa.

Pero a mí en teoría no me importa mojarme, a no ser que lleve el pelo liso, que entonces me fastidia bastante que me caiga una gota, jejeje.

Además, los besos bajo lo lluvia son de lo más romántico...


miércoles, 3 de diciembre de 2008

La tumba del pintor



La noche cerraba sobre el perfil de Toledo. La luna se ocultaba tras oscuros nubarrones.

Él, como un Merlín encantado, estaba allí, junto a la mezquita del Cristo de la Luz. Sus ojos brillaban como ascuas. Me extendió su mano fría y la apreté con fuerza.

- Busco la tumba de un pintor que vino hace muchos años de Grecia –me dijo.

Le señalé la cuesta. Él avanzó con pasos lentos y, antes de perderse en la oscuridad, pude apreciar el fulgor de su mirada...

Segundos después, una tenue lluvia me devolvía a la realidad, y quise seguir al extraño... cuya visión se extinguía ante mis ojos. Culpé a mi asustadiza mente, aferrada en revivir antiguas leyendas y anhelé despertar en Zocodover con su habitual bullicio.

Pero esa noche, Toledo era un laberinto plagado de sombras.

Al amanecer, una poderosa fuerza me condujo a Santo Tomé, ante el sobrecogedor entierro.

Entonces, la figura del niño, hijo del propio artista, clavó sus ojos en mí y reconocí el resplandor de esa mirada.